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29-03-2008 |
MNCI TRAS EL DISCURSO PRESIDENCIAL
Campesinos reclaman otro modelo agrícola, que garantice la soberanía alimentaria
Luego del discurso de la presidenta Cristina Kirchner en Parque Norte, el Movimiento Nacional Campesino Indígena, que agrupa a las organizaciones de siete provincias del país criticó el modelo agropecuario vigente y planteó la necesidad de discutir seriamente las políticas para el campo. Ángel Strapazzón, referente del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE Vía Campesina), expresó su preocupación de que los discursos actuales terminen ocultando otros problemas, como el de las mineras a cielo abierto y las ganancias a los agroexportadores, que nadie cuestiona. |
Durante el discurso de ayer en Parque Norte, la presidente Cristina Fernández consideró que el campo no debe estar sembrado totalmente por soja. Si bien aclaró que no estaba en contra de este cultivo, planteó la necesidad de que se logré una variación. En este sentido, Strapazzón celebró esas palabras, con la expectativa de que se convierta en realidad. “El gobierno hasta el momento sostuvo un modelo de agronegocio en la producción de alimentos. Ahora habla de que la soja no llene los campos, pero lo cierto es que en Argentina se ha dejado el tema de la alimentación en manos de los especuladores de negocios, que terminaron haciendo grandes negociados durante los últimos cincuenta años. No se puede dejar en manos de las grandes cadenas la alimentación del pueblo, esto no es objeto de negocio el alimento de un pueblo”, aseguró el dirigente campesino.
Desde el Movimiento Nacional Campesino Indígena plantearon la necesidad de discutir el modelo de país, pero no desde las grandes entidades del campo, que representan en su mayoría a los grandes terratenientes sino del conjunto de los sectores del agro para pensar una alternativa al modelo sojero que prioriza los monocultivos y el libre mercado.
Si las empresas rurales promueven la paralización del país, en tanto reproducen un modelo de saqueo de la tierra, el Movimiento Nacional Campesino propone “redefinir las estrategias de desarrollo en función de la agricultura campesina indígena, el pequeño agricultor que vive en su predio, el trabajador rural”.
“Los piquetes agropecuarios han mostrado una prepotencia y virulencia nunca vista. No hay ningún tipo de ética. ¿Quién puede tirar comida a las ruta cuando hay miles que no tienen para comer? ¿Quién puede tirar la leche, cereales? Los terratenientes que hoy dicen defender el país son los mismos que defienden el modelo sojero y a Monsanto a capa y espada. Hay que mostrar sinceridad. ¿Cuál es el uso de las retenciones? Nosotros proponemos que estén al servicio de los pequeños agricultores, de los campesinos, de los indígenas” explicó Strapazzón.
Las 15 mil familias agrupadas en el Movimiento Nacional Campesino Indígena producen alimentos y construyen redes de comercio solidarias hace largos años. Sin embargo,las respuestas más frecuentes, que continuaron bajo gobierno de los Kirchner, fueron las topadoras y las fuerzas represivas para efectivizar desalojos.
A continuación reproducimos el comunicado del MNCI
NO AL MODELO DE AGRONEGOCIOS ACTUAL
EXIGIMOS POLÍTICAS PARA LOS CAMPESINOS INDÍGENAS
Desde el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), integrado por 15.000 familias de siete provincias, expresamos nuestro repudio al lockout agropecuario, el mismo expresa la ambición egoísta de los agronegocios que, no conformes con haber devastado y saqueado los bienes naturales para ganar millones de dólares, van por más.
Las llamadas “entidades del campo” (SRA, CRA, FAA y CONINAGRO) sólo pronuncian los dictados de los agronegocios. Su símbolo actual es la soja transgénica, que por su alta rentabilidad ha devastado bosques, desalojado comunidades campesinas e indígenas, contaminado suelos y aguas , y aumentado los precios de los alimentos en el mercado interno. Nuestras comunidades se ven diariamente amenazadas por matones y topadoras que responden a esta política del “campo”.
El avance del modelo sojero, iniciado durante el menemismo y acentuado en esta década, significa un desierto verde y contaminado, sin agricultores y ciudades saturadas de familias expulsadas de las zonas rurales.
Coincidimos con la necesidad de frenar el avance de la soja en nuestro país, y entendemos que las retenciones e impuestos progresivos son medidas necesarias, sin embargo insuficientes.
El Gobierno durante años ha fomentado los agronegocios. Casi no existen políticas destinadas a las comunidades campesinas indígenas.
El modelo sojero no es sostenible por debajo de las 500 hectáreas. La enorme cantidad de “pequeños productores” que poseen menos de 500 hectáreas la arriendan, a un precio fijo, a un productor mayor. Este productor mayor es quién afronta las retenciones, y no quien arrienda. Algunos “pequeños productores” han quedado envueltos en el doble discurso de la Federación Agraria Argentina (FAA) y participan de los piquetes engañados, ya que las retenciones no lo afectarán. FAA ha vuelto a responder a sus socios sojeros abandonando a sus federados pequeños, como lo hizo en distintos momentos de la historia, lo más reciente: su silencio durante los 90 cuando fueron expulsados del campo 300 mil pequeños productores.
Esta es una oportunidad para redefinir las estrategias de desarrollo en función de la agricultura campesina indígena, el pequeño agricultor que vive en su predio, el trabajador rural. Esa estrategia debe contar como actores fundamentales a las organizaciones campesinas y los pueblos originarios, destinar recursos a créditos y subsidios que mejoren la infraestructura comunitaria, productiva y de servicios sociales en el campo profundo, detener los desalojos de familias campesinas e indígenas, planificar la redistribución de la tierra y el repoblamiento del campo, garantizar la producción de alimentos sanos para la población y centralizar en el Gobierno las exportaciones para regular los precios internos y redistribuir los ingresos.
La correcta reglamentación de la ley de bosques es otro paso fundamental.
El modelo sojero avanza a medida que hace retroceder otros cultivos, lo que encarece la canasta básica. Por sobre todo, el modelo sojero elimina mano de obra: genera sólo un puesto de trabajo cada 500 hectáreas. La agricultura campesina genera 35 puestos de trabajo genuinos por cada 100 hectáreas, garantiza diversidad productiva, abastecimiento de mercados locales, desarrollo de la identidad cultural y protección y uso sustentable de los bienes naturales
Es necesario caminar a la Soberanía Alimentaria de nuestro pueblo y eso NO ES compatible con monocultivos transgénicos ni con el libre mercado.
Buenos Aires, 26 de marzo de 2008
Secretaría operativa - Movimiento Nacional Campesino Indígena
Contactos: 0261-15-5615062 / 03843-15-456493 / 0351-15-6853946
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